La atención humana a los pacientes produce efectos positivos: fisiológicos, psicológicos, de impacto en la calidad técnica y en la seguridad, de motivación al autocuidado y a la adherencia terapéutica de los pacientes, mayor eficiencia y ahorros, y disminución de burnout en el personal.
Este es el poder de ser humano con los pacientes y está demostrado ampliamente. Sin embargo, el poder de ser humano con los pacientes no se aprovecha conscientemente. Está demostrado también que, si se pregunta al personal de salud qué debe hacer para otorgar una atención humana a sus pacientes y lograr los efectos mencionados, no existen respuestas que demuestren un conocimiento deliberado del tema. Algunos dan una atención humana a los pacientes sin saber conscientemente cómo lo hacen, pero otros no la dan como se espera que ocurra. Si los que dan una atención humana descubrieran cómo lo hacen, podrían ser aún mejores. Los demás, seguramente mejorarían su atención si supieran cómo hacerlo.